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La educación que ofrecemos a nuestros hijos

Son muchas las maneras en que podemos educar a los niños, sin embargo la mayoría de las personas ponen en práctica las mismas técnicas educativos que los propios padres y madres recibieron de sus padres. Esto puede ser muy útil en aquellos casos en que el método educativo de los padres de estos padres se apoyara en principios que respetaban la idendad del niño y  lo guiaban en la mida desde el respeto y el cariño. Así cada persona se convierte en el padre o la madre que le ha llevado a ser la educación que recibió de sus padres.

Partiendo de que algunos progenitores serán capaces de corregir alguna practicas que recibieron ellos durante su educación, y otros se aferrarán a seguir estrictamente la educación que recibieron, bien sea porque es las única que conocen, porque no estén motivados a aprender nuevas formas, o simplemente porque no dispongan de tiempo para ello, sabemos que el padre o la madre perfecto no existen. Sin embargo, hoy sabemos a raíz de las investigaciones en el ámbito pedagógico y de la psicología infantil, que hay formas de evitar errores en la educación de los hijos, que favorecen su desarrollo saludable por el camino de la vida, a la vez que nos hacen sentir mejor en nuestro rol de padres

No existiendo un modelo de padre o madre perfecto, la forma en que cada progenitor se comunicará con sus hijos y los cuidará, es decir, el método educativo que utilizará, se basará en lo que ese padre o madre vivió en su infancia y la forma en que lo vivió. 

Desde la investigación se han tratado de explicar los Estilos Educativos Parentales y se han ido modificando hasta llegar a un enfoque que hace hincapié en la interrelaciona y la influencia bidireccional entre padres e hijos. Teniendo siempre en cuenta el contexto en el que se da dicha interacción. Y considerando que que dichos estilos parentales no se consideran ni “puros” ni “fijos”, sino que se pueden entrelazar los unos con los otros y variar a lo largo del tiempo.

MacCoby y Martin (1983) consideran estas características parentales como un continuo, definiendo el estilo prenatal como el resultado de la combinación de dos dimensiones, que dan lugar a cuatro estilos parentales. Una es  la dimensión afecto/comunicación, que está marcada por el tono emocional, es decir el grado de afecto o sensibilidad de los padres ante las necesidades de los hijos en la interacción padres-hijos, y la otra esta dimensión control-exigencia.Teniendo en cuenta la combinación de estas dimensiones los autores distinguen cuatro tipos de estilos educativos:

 

Reciprocidad

Implicación afectiva

No Reciprocidad

No implicación afectiva

Control fuerte

Autoritario – Recíproco

Autoritario – Represivo

Control laxo

Permisivo – Indulgente

Permisivo – Negligente

El estilo estrella de los estilos parentales de MacCoby y Martin y sus dimensiones

Según este modelo, la dimensión de apoyo y el afecto se refiere al amor, a la aprobación, a la aceptación y a la ayuda que los padres ofrecen a sus hijos. Es a través de esta forma de ser tratados por sus padres, que los hijos se sienten amados, aceptados, entendidos y sienten cubierta su necesidad de ser tenidos en cuenta. Mientras que la dimensión control parental se refiere al disciplinamiento que buscan conseguir los padres sobre los hijos, la manera en que controlan y supervisan su comportamiento y consiguen que se cumplan las normas establecidas en la familia.

Según los estudios, los padres que practican el estilo democrático, es decir, que educan basándose en el afecto, control y exigencia de madurez, son padres que estimulan la expresión de las necesidades de sus hijos, promueven la responsabilidad y otorgan autonomía. Por lo que sus hijos tienen un mejor ajuste emocional y comportamental. 

El estilo democrático ha mostrado un impacto muy positivo en el desarrollo psicológico de los niños y niñas, quienes muestran un estado emocional estable y alegre, una elevada autoestima y autocontrol. Y en la adolescencia tienden a mostrar una elevada autoestima y desarrollo moral y social, mejor rendimiento académico, menor conflictividad con sus padres, y mayor bienestar psicológico. Muestran un mayor interés por la educación, cuentan con un nivel de satisfacción más alto, y mayor confianza para el afrontamiento de nuevas situaciones , así como un mayor grado de independencia.

El estilo democrático se compone de tres elementos:

  • el afecto y la comunicación familiar
  • el fomento de la autonomía por parte de los progenitores
  • el establecimiento de límites y la supervisión de la conducta de sus hijos 

Los hijos de padres con un estilo educativo democrático perciben más afecto hacia ellos en sus padres, por lo que tienen un mayor grado de comunicación con ellos, y han demostrado un mejor desarrollo emocional, y un mejor ajuste conductual. Esto nos enseña la importancia del afecto en la relación padres-hijos, que hace más eficaces las estrategias de disciplina que se aplican a los hijos, ya que los padres con estilo democrático transmiten afecto, brindan apoyo, promueven la comunicación, establecen reglas a nivel familiar, procuran su cumplimiento utilizando el razonamiento inductivo como forma de disciplinamiento, logran autonomía y cooperación en sus hijos, contando estos con una mayor probabilidad de ser sociables 

Capano, Álvaro, & Ubach, Andrea. (2013). Estilos parentales, parentalidad positiva y formación de padres.. Ciencias Psicológicas7(1), 83-95.

 

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