Conocernos a nosotros mismos implica poder ver, reconocer y entender nuestras emociones, entender nuestros estados de ánimo y saber cual es su origen, siendo conscientes de cómo nos pueden llevar a actuar de una u otra manera. 

Ese mejor conocimiento de nosotros nos permitirá saber que es lo que nos satisface y lo que no, que obstáculos podemos superar fácilmente y cuales nos llevan más trabajo, cuales son nuestros valores y nuestras metas en la vida y que pasos damos que nos acerquen a ellas, así como cuando y porque nos alejamos de ellas. 

Adentrándonos en el autoconocimiento podemos definir nuestros valores y reconocer si estamos siendo coherentes con ellos. Nuestros valores son el sustrato que guiará nuestras acciones, por ello nuestra mundo interior es un terreno que debemos conocer bien, porque todo lo que creamos en nuestras vidas nace de nuestro interior y se manifiesta en nuestro exterior. 

Conocernos a nosotros mismos es saber observar nuestra personalidad, saber cuales son nuestros puntos fuertes y aquellos aspectos que debemos mejorar. Son muchos los recursos que podemos utilizar para ello, como los ejercicios de concienciación, la línea de vida, llevar un diario de nuestras vivencias y emociones asociadas a ellas, propiciar el diálogo interno profundo que nos permita conectar con nuestra propia existencia o realizar una terapia psicológica, entre los más habituales. 

Si quieres empezar por tu cuenta, el test de esquemas mentales y el de personalidad son excelentes herramientas para una primera toma de conciencia de nuestro estado mental actual, que nos puede servir de punto de partida para un posterior trabajo de autoconocimiento sobre nosotros mismos, y para desarrollar todo nuestro potencial. Si prefieres tener ayuda profesional desde el principio te recomendamos las sesiones terapéuticas individuales, o las formaciones grupales y conferencias sobre temas relacionados con el conocimiento personal.