Malestar existencial y filosofía

Cuando hablamos de malestar existencial, hablamos de un tipo de experiencia vital interior, en ocasiones dolorosa, pero que no necesariamente implica enfermedad, hablamos también de un estado al que si conseguimos hacerle frente es posible que extraigamos grandes beneficios para nuestro crecimiento vital. Siento el pensamiento el que nos genera el malestar existencial, también será el el que nos ayude a salir de este estado de aflicción mediante la reflexión, la acción y la toma de conciencia de la situación que estamos viviendo. En la antiguedad los filósofos se preocuparon por encontrar métodos para liberar al individuo de su sufrimiento psicológico, entre ellos encontramos a los grandes pensadores estoicos, cuyos métodos pueden sernos de ayuda en los tiempos actuales.

Como dijo Eric Fromm «la existencia comienza justo donde acaba el instinto allí donde ni la genética ni la evolución ofrecen respuestas aprendidas para afrontar problemáticas vitales”. Cuando nuestras acciones dejan de estar guiadas por la herencia, surge un espacio de libertad que implica la obligación de decidir por uno mismo entre las opciones disponibles en ese momento. Es aquí cuando comenzamos a existir como personas responsables de nuestros actos,  entramos en el mundo de la conciencia y de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos, es con cada elección que hacemos y con cada decisión que tomamos como elegimos nuestro destino.

Este espacio de libertad es el que nos permite preguntarnos por nuestro ser, por nuestra identidad, por nuestra legalidad y el sentido de nuestra vida. Es un campo para ampliar nuestra mirada, reflexionar y profundizar sobre nuestra existencia, y una oportunidad para desarrollar las herramientas de las que disponemos para afrontar el reto. En la vida nos encontraremos ante una gran diversidad de situaciones, de contextos y de retos, para los que tenemos la capacidad de responder utilizando estrategias que actuarán como catalizadores del sufrimiento. Sin embargo en ocasiones nos encontraremos ante situaciones nuevas para las que quizás aún no tengamos herramientas. Situaciones repentinas que no estaban dentro de nuestro repertorio habitual de cotidianidad, causándonos tensión el no saber cómo resolverlas, es entonces cuando aparece el sufrimiento. 

Algunos de nosotros nos encontraremos ante situaciones límites que forzarán esa toma de conciencia, momentos en los que experimentaremos y cómo va el mundo sobrepasa nuestras fronteras internas de seguridad. Encontrándonos ante una realidad que nos hará sentirnos limitados, una sensación de sentirnos lanzados al futuro sin estar preparados para ello. Estos momentos pueden generarnos un malestar existencial, también denominado como frustración existencial, que es una sensación de no poder dar respuesta a los retos vitales que nos vemos obligados a afrontar. En estos momentos es cuando nos hacemos la pregunta filosófica de si la vida merece la pena ser vivida.

Para poder hacer frente a esta experiencia de vacío existencial, es un aspecto positivo en el que la persona tenga una identidad que satisfaga su existencia individual. Ya que pese al dolor que nos puedan llegar a ocasionar estas situaciones, en realidad son malestares comunes relacionados con el surgimiento y no son trastornos agudos. Sin embargo es importante saber  que si se la situación estresante y la sensación de vacío se mantienen a lo largo del tiempo pueden dar lugar a un agravamiento del problema, y dar lugar al derrumbe de los mecanismos de defensa de la persona ante la presión externa, y la aparición de psicopatología.

“Aventurarse causa ansiedad, pero no aventurarse es perderse a uno mismo. Aventurarse en el más alto sentido es justamente tener conciencia de sí mismo.”
Soren Kierkegaard
Filósofo Danés